martes, 14 de abril de 2009


Ball de Benás VS Himno de Riego


Cada 30 de junio se baila en honor a San Marcial el llamado Ball de Benás, Ball des Omes o Baile del Mayordomo [2] en el municipio de Benasque (Huesca). Éstos lucen un vistoso ramo en la cabeza y van portando castañuelas. Al ritmo de la música se van sumando todos los hombres de la localidad dando vueltas a la plaza y formando una fila. Al final, se levanta un mayordomo, como señal de triunfo sobre todos. Todo esto sería un ritual habitual que estamos cansados de ver, de una forma u otra en cualquier pueblo de España durante sus fiestas. Lo curioso es que la música que suena durante todo el proceso es el conocido Himno de Riego [1].

[1] Himno de Riego



[2] Ball de Benás



1. EL SIGLO DE LOS HIMNOS

En el siglo XIX es, en España, el siglo de los himnos. Ya en 1808 aparece el Himno de la Victoria, con letra del poeta Arriaza y música de Fernando Sor. En 1809 se impone el titulado Los defensores de la Patria y año tras año se van subrayando los diversos acontecimientos históricos con otros himnos, de los que se recuerdan: A las víctimas del dos de mayo, con letra de Juan Nicasio Gallego y música de Rodríguez Ledesma; A la entrada del Duque de la Victoria a Cádiz; Al pendón morado; Al restablecimiento de la Constitución, etc. Existió también, y fue muy popular, el Trágala, con el que los liberales zaherían a sus adversarios absolutistas y que tomó su nombre del estribillo: “Trágala, trágala, tú servilón” [3] y que ha dado lugar a un sustantivo registrado en el Diccionario de la Real Academia Española. Otro, la Marcha de Cádiz, se convirtió en himno popular durante la guerra de Cuba y no son pocos los que habrán oído el Gloria a España, de Clavé. Entre los himnos regionales, los más difundidos son el Guernikakoarbola, del versolari Iparaguirre, Els Segadors y el himno gallego de Pondal.

[3] El Trágala


Pero de todos estos himnos, nacidos la mayoría de ellos en los azarosos días del absolutismo y por tanto invocaciones a la libertad perdida, el de Riego (Himno a Riego, como escribieron sus autores), es el que ha tenido una mayor fortuna. Tanta, que muy pronto, el 7 de abril de 1822, fue declarado de forma oficiosa himno nacional. Himno que no sólo entonaron los liberales durante la Primera Guerra Carlista y luego los republicanos, sino también el propio Fernando VII, desde uno de los balcones del Palacio Real de Madrid ante una enfervorecida multitud. Es curioso esto último, ya que estuvo prohibido durante la Década Ominosa de Fernando VII y parte del reinado de Isabel II. El himno de Riego, nació cuando el teniente coronel Rafael de Riego se alzó contra el absolutismo de Fernando VII el 1 de enero de 1820 en la localidad de Las Cabezas de San Juan (Sevilla) para instaurar el régimen constitucional (“la Pepa”), probablemente una de las más modernas y liberales en su tiempo.

Rafael de Riego (1785-1823)


2. SOBRE LA LETRA DEL HIMNO

El Himno de Riego nació con letra incorporada, y fue adaptando muchas más a lo largo del tiempo. El primer autor de la letra fue el compañero de Riego y figura relevante a lo largo del siglo XIX, Evaristo San Miguel. Asturiano como Riego, liberal y escritor, tenía como el autor del levantamiento en las Cabezas de San Juan, alma ardiente y un espíritu exaltado.


Esta letra [4] que ha llegado hasta nosotros, se encuentra recogida en el opúsculo que “el ciudadano Mariano Cabreriza dedica al ciudadano Riego y a los valientes que han seguido sus huellas”, donde se recopilan una colección de canciones patrióticas de la época.

"Serenos y alegres, valientes y osados,
cantemos soldados el himno a la lid.
De nuestros acentos el orbe se admire
y en nosotros mire los hijos del Cid.
Soldados la patria nos llama a la lid,
juremos por ella vencer o morir.
El mundo vio nunca más noble osadía,
ni vio nunca un día más grande el valor,
que aquel que, inflamados, nos vimos del fuego
excitar a Riego de Patria el amor.
Soldados la patria nos llama a la lid,
juremos por ella vencer o morir.
La trompa guerrera sus ecos al viento,
horror al sediento, ya ruge el cañón
a Marte, sañudo, la audacia provoca
y el ingenio invoca de nuestra nación.
Soldados la patria nos llama a la lid,
juremos por ella vencer o morir."

Existía otra letra de Alcalá Galiano que decía: “Patriotas guerreros/blandió los aceros”, pero según la maliciosa suposición de este último, a Riego no le gustó este texto porque su nombre no se mencionaba expresamente.

En 1836, se escribió una nueva letra titulada La moderación:

“Que mueran los que claman / por la moderación / para atacar los fueros / de la Constitución”.

Muchos años después, ya en vida de Baroja, un diario donostiarra reprodujo como auténtica la famosa letra anticlerical:

"Si los curas y frailes supieran la paliza que les van a dar, subirían al coro cantando: ¡libertad, libertad, libertad!"


Versión que rápidamente se transformará en otras gracias al pueblo:

"Si los Reyes de España supieran lo poco que van a durar, a la calle sadrían gritando: ¡libertad, libertad, libertad!"

"La Reina vol corona que vingui a Barcelona corona li darem i el coll li tallarem. "

"Si el Rei demana corona corona li donarem que vingui a Barcelona i el coll li tallarem."

"Un hombre estaba cagando y no tenía papel. Pasó el Rey Alfonso XIII y se limpió el culo con él."

"Si los curas y Franco supieran la paliza que van a llevar, a la calle saldrían gritando: ¡libertad, libertad, libertad!"


3. LA MÚSICA DEL HIMNO SEGÚN LOS LIBROS

La mayoría de los historiadores, siguiendo a Mesonero Romanos, da como autor a José María de Reart y Copons, militar heroico que había servido en el ejército español y que perdió una pierna durante la Guerra de la Independencia. Había nacido en Peronan en 1784 y muerto en Madrid en 1857. Parece ser que se sentía asombrado del éxito de su contradanza. Pero se ha atribuido a otros muchos autores. Así, Grimaldi, en la revista El Averiguador, de 1871, la atribuía al profesor Don Manuel Varo, que la compuso en Morón y que era músico mayor de la charanga de la caballería que Riego llevaba en su columna.

Otra atribución de esta popular musiquilla aparece en la Historia de la Revolución española desde la Guerra de la Independencia hasta la Revolución de Sagunto, que dejó inconclusa Blasco Ibáñez. Aquí se dice que el autor musical del Himno fue José Melchor Gomis, músico mayor del regimiento de Barcelona y autor de óperas, que se trasladó a Madrid en 1820 como director de músicos de la Guardia Real. Pero lo cierto es que el tal Gomis fue sencillamente el adaptador del himno para banda. Su autoría, en cambio, está clara en la ópera Riego en Sevilla, que fue repuesta en Barcelona en 1854. Pero no queda ahí la cosa. Adolfo Salazar, en su libro Los grandes compositores, dice que “entre los papeles inéditos de Barbieri se encuentra una carta en la que se da como autor del Himno de Riego a un tal don Antonio Hech, músico mayor del regimiento de Granada”. El señor Hech, de origen suizo y llegado a España durante la Guerra de la Independencia, habría escrito el himno en 1822, por lo cual recibió una recompensa de las cortes que se trocó después en persecuciones.


A pesar de tantos nombres y posibles autores, al final, en la proposición presentada en las Cortes en abril de 1822, para que se declarara oficial el Himno, no se menciona a su autor. El acta dice simplemente que se trata de una marcha verdaderamente española. Tampoco se menciona al compositor en el decreto que lo vuelve a instituir como himno nacional en 1931.


4. EL HIMNO DE RIEGO EN LA SEGUNDA REPÚBLICA

El Himno de Riego fue proclamado himno y marcha oficial de la Segunda República española, a pesar de ciertas resistencias que consideraban su música ramplona y poco adaptada a las circunstancias. En un principio, no estaba pensado que éste fuese el himno oficial ya que la noche del 27 de abril de 1931 se dio a conocer en el Ateneo madrileño una composición con letra de Antonio Machado y música de Óscar Esplá, dos hombres prestigiosos, con el de que fuera declarado, en un principio, himno nacional. Lo interpretaron ante la presencia de Don Manuel Azaña, ateneísta de pro y futuro presidente de la República, la entonces famosa cantante Laura Nieto y la prestigiosa Banda Real del Cuerpo de Alabarderos, ya suprimida y cuyos maestros vestían el clásico esmoquin.


Al día siguiente del estreno, el diario El Sol, de tan destacada influencia, opinó que “si se desecha el actual himno (la Marcha Real) no debe ser aceptado ninguno de los conocidos y propuestos hasta ahora, pues son muy malos. El que ayer ejecutó la Banda de Alabarderos, convertida en una banda republicana, original del maestro Esplá, es una pieza poco inspirada, basada en la operetea El desfile del amor”.


La realidad es que este nuevo himno carecía de esa solemnidad marcial y de esa garra popular y cierta pegadiza sonoridad que debe tener toda composición que aspire a convertirse en himno de una colectividad. Por ello, y gracias a la insistencia de Azaña, el himno de Riego fue proclamado himno de la República española. Fue una elección exclusivamente suya y con ella quiso homenajear a los liberales del siglo XIX. Así, y por dos períodos liberales y progresistas, ha sido el himno de todos los españoles.

“El Himno de Riego –escribió Pío Baroja-, no cuajó en la segunda república porque carecía de relación, exacta o aproximada, con ella. El himno, decía, es callejero y saltarín; la República fue sesuda y jurídica. La República no era heredera de los hijos del liberalismo –Mina, Riego, el Empecinado-, sino más bien obra de los hijos espirituales de Salmerón, Pi y Margall y Ruíz Zorrilla”. El novelista vasco atribuye este fracaso a la letra. Los liberales, escribe, no supieron adaptar las palabras a cada momento histórico y pecaron de académicos o ramplones. Además, esta letra es conocida por muy pocos por lo que llega a sentenciar: “Hay que reconocer que oficialmente y popularmente, no tiene letra”. Es por ello, que la izquierda más radical prefiere La Internacional, que es por lo que sumado al desconocimiento de la letra oficial comienzan a circular distintas versiones populares, algunas ya mencionadas anteriormente.



5. EL BALL DE BENÁS O BALL DES OMES

Con motivo de la festividad de San Marcial, patrón de Benasque (Huesca) cada 30 de Junio se saca al santo de la iglesia y comienza la procesión. Todos los mozos realizan este pasacalles mirando al santo con lo que muchos de ellos van andando de espaldas. Llevan castañuelas con cintas. Los mayordomos adornan la cabeza con unas flores mientras sujetan un clavel con la boca. Por fin llegan a la iglesia y dejan al santo en medio de la plaza.

Comienza el baile conocido como Ball des omes. Primero serán los cuatro mayordomos quienes de uno en uno bailarán frente al santo. Después lo harán los demás en grupos de cuatro iniciándose una fila india que formará un gran corro en torno a la plaza. Se colocan por parejas frente a frente. Sin romper la alineación. Darán dos vueltas en torno a la plaza y, a continuación, los mayordomos salientes buscarán a los que van a ser los mayordomos entrantes y les entregarán el clavel. Se colocarán al principio de la fila. Continuarán bailando. Luego cambia la música a ritmo de vals y realizan un zigzag por la plaza hasta convertirse de nuevo en un círculo que se irá cerrando en espiral. La música va acelerándose. Finalizarán todos alrededor del santo alzando al mayordomo primero. Solo lo bailan los hombres, tanto los casados como los solteros. Antiguamente no solo se bailaba el día de San Marcial, sino que también lo bailaban cuando finalizaba la época de trabajo o cosecha.

En un pasado bastante reciente, los danzantes bailaban al son de una banda de música. Hoy lo hacen acompañados por la gaita de boto, el acordeón y los chiflos, lo que ha supuesto recuperar la tradicional formación musical de montaña.

En cuanto al dance no ofrece complicaciones técnicas. Se puede definir como un baile sencillo pero movido, con saltos, giros y las típicas castañetas. No se ensaya. Este es un saber que se pasa de padres a hijos, como otras muchas tradiciones (por ejemplo, la colocación del ramo de flores en la cabeza de los maiodoms). Los más pequeños pueden aprender unas nociones básicas del ball en la escuela, e incluso bailar su propio “ball de Benás” infantil con motivo de la festividad de San Sebastián (20 de febrero).


La danza del Ball de Benás no tiene letra como el Himno de Riego. Además, el himno tiene una tercera parte que no existía en la danza original. A la pregunta de cual fue antes, los historiadores parecen no ponerse de acuerdo. Unos defienden - y este es el caso de J.A. Llanos Almudévar en su libro “Pequeña Historia d Huesca. Glosas I” – que complació tanto a Riego cuando estuvo en este lugar, que decidió adoptarlo como himno de sus tropas, mientras que otros identifican una pieza de autor, muy musicada y con un esquema rítmico distinto a la música popular, cosa discutible.

Para los habitantes del Altoaragón, la respuesta es indudable: Riego fue sargento en el destacamento de Benasque y aquí se enamoró de esta música.